23 de junio.- Afuera, una lluvia que por momentos se intensifica y que frena las actividades de algunos, pero adentro del Teatro de la Reforma nada impide la presentación de “Classical Meets Rock”.

Se trata de un ensamble conceptual a cargo de varios músicos, entre ellas las jóvenes violinistas del grupo tampiqueño Tempus Quartet, que lleva a las audiencias a viajes por la carretera de sus memorias , montados en sus preferencias musicales.

Quienes saben de esto de inmediato lo relacionan, guardadas las proporciones, con el estilo de la Tran Siberian Orchesta, el proyecto del Paul O’Neill (RIP), que incluye a decenas de músicos, coristas y cantantes, amén de un fastuoso espectáculo con luces e imágenes .

El recinto, prácticamente lleno con un público ecléctico y de todas las edades pues era notable que lo mismo había empresarios y profesionistas que estudiantes y gente cuyos gustos son variados, resaltando aquellos que se dieron la oportunidad de escuchar algo nuevo.

Poco después de las 18:00 horas inician en crescendo las cuerdas de violines, cellos, dos guitarras eléctricas, un bajo , un sintetizador y una batería .

Visualmente , algunas pantallas con imágenes representativas de cada tema servían de escenografía luminosa.

Juntos en escena lanzan la primera ráfaga sónica de la noche, demostrándole a quienes por vez primera atienden un espectáculo así que la música clásica no está peleada ni con el Rock ni con su género más extremo: El Metal.

Buena decisión para partir plaza en un lugar donde rara vez se ejecuta esta clase de géneros o mezclas, aunque con la acústica suficiente para hacer que se gozara.

Los conocedores supieron que se trataba de la versión sinfónica de “For Whom the Bell Tolls”, clásico del grupo norteamericano Metallica.

Después, otro tema que además de icónico es obligado en la cultura popular del Rock: “The wall”, de Pink Floyd, seguido por “Eye in the Sky” y “Stairway to Heaven” de Alan Parsons Project y Led Zeppelin, respectivamente.

Sin pausa y sin prisa el conjunto de exponentes, en su mayoría jóvenes y con conocimiento del dominio escénico, pasaron a dos piezas que elevaron el ánimo: “Dont Stop Believin” y “Separate Ways” de Journey.

Hasta aquí, adultos maduros y jóvenes adultos coreaban entusiasmados.

Vinieron entonces las ejecuciones que comprueban el talento y dinamismo de Tempus Quartet.

Primero con el fragmento de “L’inverno” (Invierno) de Vivaldi y después con “La Flauta Mágica” de Mozart, quedando de manifiesto el poder vocal de la soprano, Issabelle.

La mayor parte del repertorio estuvo a cargo del vocalista Luis Romanoff. Buena voz y buen dominio de canciones , entre ellas “Bohemian Rhapsody” (Queen), “It’s my Life” (Bon Jovi, con la que hizo bailar a más de 20 entre las butacas) y una de las más representativas de Guns n Roses: “November Rain”.

Lo mismo pasó con “I was Made for Lovin’ you”, aquella famosa canción de KISS con la que daban un salto del Hard Rock al Rock Pop-Disco a principios de los 80.

Las guitarras eléctricas corrieron por cuenta de dos virtuosos ejecutantes : Edgar Contreras y Roldán Ortiz. Vaya que conocen lo que interpretan.

Aquí se aplicó aquella frase que usaba el columnista coahuilense Armando Fuentes Aguirre para promover su estación de radio de banda corta : Aquí se toca “lo más popular de la música clásica y lo más clásico de la música popular”.

He aquí dos botones más de nuestra: “Sweet Child o’ Mine”, la segunda de Guns n’ Roses que interpretaron, cerrando magistralmente con “Final Countdown” de la banda de Heavy Rock/ Heavy Metal melódico sueca Europe.

Ahí terminó la primera función, dejando satisfechos a quienes hasta ese momento quizá no sabían de esta clase de modelos musicales.

Desde luego, nunca está demás que exista la recomendación y quien la acepte busque bandas del llamado Metal Sinfónico como Nightwish , Epica, Within Temptation, Therion, Luca Turilli’s Rhapsody, por citar algunos.

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